Cuando era niña, mi abuela me llevaba al mercado con ella, yo tenía que recordar llevar la bolsa del mandado, en caso contrario, me obligaba a regresar a casa a buscar la bolsa y llevársela de vuelta al mercado, y debía hacerlo rápido o me esperaba un regaño.
Antes los "marchantes" no daban bolsas para tus compras, tú debías llevar tus propios medios para hacer las compras, las verduras iban revueltas, debías aprender el arte de acomodarlas para que no acabaran magulladas al llegar a casa, las semillas, chiles, pimienta, canela y demás, se entregaban en un cucurucho de papel periódico, lo único que se vendía en una bolsa de plástico, era la crema y la carne. En caso de no llevar "bolsa del mandado", los marchantes se molestaban y las opciones eran; ir a comprar un kilo de bolsa o buscar en todos los puestos a ver quién te vendía una bolsa. Las bolsas de plástico eran caras y a mi abuela le molestaba mucho pagar por ellas, llevaba un cálculo exacto de lo que se debía gastar en comida y ese era un excedente que se podía evitar.
Después apareció la "Comercial Mexicana", todos íbamos a ese lugar novedad, recuerdo cuando yo le decía a mi abuela que a ese lugar sí podíamos ir aunque se nos olvidaran las bolsas. Después de muchos años, un día simplemente se dejó de dar bolsas en el súper, recuerdo que la gente gritaba, en verdad eran gritos exigiendo que se les proporcionaran bolsas para llevar sus comprar, decían que ellos estaban pagando por ese servicio; recuerdo que ya se decía que las bolsas eran demasiada contaminación, sin embargo, una semana después, en el súper nuevamente entregaban bolsas, ahora las llamaban bolsas ecológicas, que se deshacían después de "sólo" 5 años.
En estos días, tanto en el súper como en el mercado, están advirtiendo que las bolsas de plástico desaparecerán y mi respuesta es, "¿cuál es el problema? así era antes". Para mí, esta es una gran lección a no estancarnos en la comodidad, nosotros los consumidores debíamos estar al pendiente de nuestras acciones, después nos envolvió la falsa comodidad y ahora estamos pagando las consecuencias de nuestra comodidad, no quisimos hacernos conscientes de nuestras acciones. Recuerdo a mi abuela preguntando; "¡¿y qué vamos a hacer con tanta bolsa?!, no se pueden simplemente tirar", si ella viviera, no sé qué diría, tal vez un "te lo dije". Mientras tanto, todos hacemos un gran esfuerzo para regresar a esas costumbres que nunca debimos perder.
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